Editor del Calendario Zaragozano

Los derechos de explotación de la obra se han transmitido de generación hasta la actualidad.

En la tarea de actualizar el calendario año tras año, se cuenta con los datos relativos al movimiento de los astros que proporciona en el observatorio Astronómico de Madrid.

Aunque la colaboración de los lectores fieles siempre ha jugado y juega un papel fundamental en los trabajos de actualización del calendario. Cada año en el calendario se publica una nota en la última página en la que se agradece cualquier posible sugerencia o rectificación de los lectores.

La convocatoria nunca ha caído en saco roto, contando con un archivador repleto de cartas:

-Como la de un lector, que nunca da su nombre, y que todos los años escribe una carta para ponerles al corriente de todos los santos nuevos.

-Como la de Julia, con más de 90 años, que vivió de niña en Jésera, un pueblo escondido en los Pirineos, y que recuerda como un gran acontecimiento el día en el que bajaban a Jaca varias familias a comprar el calendario, para después, los vecinos, seguir a pies juntillas sus augurios climáticos, a escondidas del pastor, que rivalizaba con la publicación a la hora de aciertos y errores.

-Como la de Pedro, soriano de nacimiento y madrileño de adopción, con más de 95 años, y que recuerda que el calendario lo vendían en su comarca personas ciegas, las cuales viajaban acompañadas por sus lazarillos, que les guiaban de casa en casa y de población en población, y a los que los vecinos les prestaban burros para que no les fuera tan arduo el camino.

-O como otros tantos que les escriben para contarles que, cuando nacía un niño los padres elegían el nombre entre los santos que, según el calendario patroneaban ese día. Aun hoy hay personas que llaman preguntando dónde pueden comprar el calendario del año en el que ha nacido su hijo o su hija para que, en el futuro, sepa el tiempo y las efemérides del año en el que nació.

-Los cambios han hecho también referencia en ocasiones a la fecha de la celebración de ferias de ganado, y, a las fechas del santoral. Este último apartado ha sido y es muy apreciado y requiere un arduo trabajo, el criterio para decidir qué santos conservan su lugar y cuáles no, ya que hay que hacer sitio a los nuevos y es preciso sustituir nombres que suenen anticuados a favor de otros más actuales. Lo que lleva a sorpresas como la que pasó a principios del año 2000, cuando el calendario se publicó sin el nombre de San Potro y al poco tiempo una señora escribió desconcertada por esa ausencia, ya que ese era el nombre de su marido y se sorprendió al no encontrarlo en el lugar que debía. se agradeció la carta y por su puesto San Potro volvió aparecer en el lugar que le correspondía en el calendario.